Pedro y yo Paula fuimos mejores amigos durante toda la escuela secundaria. Y también en los dos primeros años de la facultad. Íbamos juntos a todos lados: bailes, recitales, campamentos... Éramos tan unidos que nos sentamos casi siete años uno al lado de otro en todas nuestras clases. ¡Si hasta elegimos la misma carrera universitaria para no tener que separarnos! Compartíamos todo: los bajones, los chistes, las salidas. Y sabíamos poner nuestra amistad siempre por encima de nuestras diferencias de género. Cuando él estaba saliendo con una chica y surgía algún problema, yo lo aconsejaba. Cuando yo estaba con un chico, él me sugería que hacer. Y la verdad es que los dos siempre salíamos con alguien. Desde los 14, tanto Pedro como yo saltamos de una relación a otra sin tomarnos ni una semana de descanso. Nos definíamos como "dos enamorados del amor" y habíamos pactado no perdernos una oportunidad de disfrutar del sexo opuesto. Si hasta competíamos en cantidad de ex novias y ex novios: nuestro" Top 40 de amores olvidados", como solíamos llamarlo.Sin embargo, él era para mi simplemente mi mejor amigo y yo era para él su mejor amiga. Mientras viví en la casa de mis padres, algunas noches él.se quedaba a dormir en casa y compartía el cuarto con mi hermano menor. A veces, yo me quedaba en su casa y compartía con la mamá de Pedro , que está divorciada y tiene dos camas en su habitación.
Nunca, en el tiempo que duró nuestra amistad, se me cruzó por la cabeza tener algo con él.Sin embargo, él era para mi simplemente mi mejor amigo y yo era para él su mejor amiga. Mientras viví en la casa de mis padres, algunas noches él.se quedaba a dormir en casa y compartía el cuarto con mi hermano menor. A veces, yo me quedaba en su casa y compartía con la mamá de Pedro , que está divorciada y tiene dos camas en su habitación.
Nunca, en el tiempo que duró nuestra amistad, se me cruzó por la cabeza tener algo con él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario